Mientras vemos esta película horrible de la confrontación entre la ciudad de Buenos Aires y el país de los argentinos/as. Una ciudad que se ve de espaldas al país, que le importa un carajo la vida, sobretodo la vida de los más débiles y de los más cercanos a nuestros afectos que son los niños, los jóvenes, también los adultos, los docentes portadores de una profesión tan noble, hecha con tanta generosidad. A estos tipos les importa un carajo la salud de las grandes mayorías populares, esas que cada vez que ellos gobernaron, sufrieron lo que es el ajuste, tanto en materia de salud como en materia educativa.
Mientras asistimos a ese debate que ocupa el centro de la escena política argentina, está la vida y la vida transcurre y los andariveles de la economía empiezan a transitar por lugares que no queremos que transiten: el aumento de tarifas que sacude los ingresos familiares; la disminución de puestos de trabajo; la falta de protección social. Es cierto, se dieron $15 mil pesos para todas las AUH; $15 mil para las embarazadas y $18 mil de Repro (Programa de Recuperación Productiva) pero por una sola vez muchachos.
Por eso, diría una canción criolla por ahí, "no entiendo porque ha de haber, tanta cosa que no entiendo". Por eso, es necesario reprogramar pagos al exterior, es necesario dejar de tocar ciertos timbres que duelen y que desangran la vida cotidiana de los argentinos/as. Le pediría al Ministro de Economía que mire mucho más para adentro que para afuera. A mi se me revuelve el estómago cada vez que hablan de inversiones extranjeras. ¿Cuándo la Argentina creció por inversiones de afuera, cuando? Argentina siempre se desarrolló por el mercado interno; por su producción industrial, comercial y agropecuaria. A la cual hay que tener con la rienda corta porque sino te cagan a la vuelta de la esquina. Por eso, mientras vemos esta película que parece que nunca termina, entre los que estamos a favor de la vida y los que hacen proselitismo barato y berreta, como Larreta. Me salió un versito sin quererlo. Proselitismo con la salud de los pibes, de los profesores, de los jóvenes. Hacer proselitismo, construir una carrera presidencial, a partir de la mentira y de la muerte, qué cosa espantosa. Ojalá que los argentinos/as puedan, en esa frágil memoria que tenemos, registrar este tipo de personajes y este tipo de episodios.
En el mundo parece que no están variando demasiado las cosas, en el mundo las tensiones se suceden y cuando veo a Biden llamarlo asesino a Putin; o cuando veo al pelotudo de Longobardi hablar de Navalny, del pobre Navalny que está preso en Moscú ¿y D'Elía? Yo que hace dos años y medio que estoy preso sin saber porqué en mi país. Porque Navalny es blando, rico y es funcional a los intereses norteamericanos en el mundo. ¿Qué tiene de distinto Navalny con D'Elía? No va a faltar el pelotudo que haga comparaciones.
Tengo acá el cable de los Estados Unidos de América que define mi detención. Yo cuando escucho hablar de Navalny, se me paran los pelos porque digo: ¿Navalny? ¿Y Luis D'Elía, Amado Boudou, Milagro Sala? ¿Qué somos en la Argentina, los forros de Clarín, que hablan de Navalny? Pero serían incapaces de hablar de Amado, serían incapaces de hablar de Milagro y de mi. Algunos presxs políticxs están bien y otros están mal, esas son las categorías que intenta imponernos Magnetto. Un Magnetto cada vez más aislado. Es llamativo como ya no conmueven en la opinión pública los medios tradicionales de comunicación. Por eso se me ocurrió trazar este paralelo entre el Navalny ruso que habla toda la derecha de mierda y los presxs políticxs de la Argentina. Ellos niegan el Lawfare, niegan a lxs presxs políticxs, lo niegan.
También me llama la atención, y en esto quiero acompañar a Alicia Castro y a tantos compañeros/as, que medias rigurosísimas, como cerrar fronteras de verdad, todavía no se estén ejecutando. ¿Cómo puede ser?
Uno cuando hace un editorial y compromete su palabra, su historia, lo hace para aportar al debate, aportar a la democratización y decir fundamentalmente, lo que las mayorías callan, los que cobardemente callan las mayorías oligopólicas de la comunicación. Cuando veo a Majul, tan alcahuete, tan chupamedia, tan macrista, digo: claro, estos son los 20 millones por mes que cobra la productora de Luis Majul a manos del macrismo. Cosa que hace muchísimo tiempo, un tipo que se hizo multimillonario siendo alcahuete, que asco.
Bueno, mi vida transita andariveles absolutamente opuestos. Hoy a las 11 hs de la mañana, en el Centro de Educación Física de Villa Celina, me dan la vacuna Sputnik, una esperanza más para seguir vivo."
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