Hoy no tengo ganas de hablar de eso porque en un mismo día me están pasando dos cosas muy fuertes, a mi, a D’Elía. Y las dos cosas me impactan en el eje de la cuestión. Después de casi mil días de detención, una fiscal, que mi abogado no me pasó el nombre, dictaminó positivamente en favor de mi libertad transitoria, el 24 de agosto estaría saliendo en libertad. Todo esto lo tiene que ratificar la jueza de aplicación. Miren qué paradoja, el 24 estaría en libertad y el 21, estoy cumpliendo 1.000 días en prisión, 1.000 días preso por kirchnerista porque no hay otro argumento.
El mismo día que me entero de esto, hoy alrededor de las 11 hs. de la mañana, en el marco del Juicio por el Memorándum con Irán, me toca hablar, voy a hablar 20 minutos, que es el tiempo que me dieron, el tiempo que nos dieron a todos, convengamos que Cristina tenía 20 minutos y habló una hora y media. Y la verdad, lo hizo de manera brillante. Entonces, esos dos hechos potentes: la posibilidad de mi libertad y el tener que hablar en la causa por el Memorándum a las 11 hs de la mañana, me ponen en el centro de la escena, por lo menos, en el centro de la escena de mi vida.
¿Qué le voy a decir a los jueces hoy? Primero voy a contar el show off de la detención, que llegaron a mi casa, en un barrio muy humilde, 200 policías que me pusieron un casco, una pechera, que me sacaron rodeados de armas largas, en la puerta había 50 cámaras de periodistas que montaron un show fenomenal ¿y la imputación sabe cual era? Traición a la Patria. Voy a contar sobre mi viaje a Irán con Farinello y con Cafiero; mi visita a la Sinagoga judía de Teherán; mi conversación y la de mis compañeros, que ya no están porque partieron a tierra sin mal, con el canciller iraní Manoucher Mottaki que era el canciller del presidente Mahmud Ahmadineyad. Voy a poner blanco sobre negro en las escuchas, donde yo le digo a Yussuf Khalil, “estoy en babia, no se de qué memorándum me hablas”, eso dice la escucha. Voy a contar sobre el cable de Wikileaks, voy a poder decirles, señores de lxs 50 presxs políticxs de la Argentina, el único que tiene apriete de los Estados Unidos y por escrito es Luis D’Elía, donde la ex embajadora de los Estados Unidos, Vilma del Socorro Martínez, le pide a Macri que me meta preso. Está escrito eso, si a eso le agregamos que el actual embajador Edward Prado, dijo que venía a la Argentina a intervenir en el Poder Judicial. Más o menos esto le voy a decir a los jueces, más desarrollado, más explicado.
Pero es un día raro, esos días en los cuales, la historia de la Argentina se mete un cacho en tu vida, porque se discute tu libertad y porque vas a hablar en una causa trascendente, en la cual quisieron montar un fenomenal show para hostigar, para perseguir. Y voy a explicar desde mi óptica que es el lawfare, porque lawfare a nosotros.
La campaña electoral, por ahora, discurre en los caminos de la mediocridad. Nos gustaría que se levante el nivel del debate, nos gustaría que salgamos de la chicana barata y berreta. El papel que está haciendo el Pro en este sentido es lamentable, digo discutir la moralidad de las compañeras, por las cuales nos manifestamos absolutamente solidarios, en particular, con Florencia Peña, una militante peronista clara, consecuente, sin ambigüedades. Que lindo sería que este proyecto de las compañeras, de sacarle la cámara a Fernando Iglesias, se materialice, se cumpla, porque no puede ser que desde una banca se diga cualquier cosa, se difame, se haga machismo, se practique el patriarcado, se pongan de manifiesto las peores conductas. Hay que terminar con tipejos como Iglesias, a quién alguna vez, en el programa “A dos voces”, hace mucho tiempo, el famoso día de “ustedes son una pistola en la cabeza de la democracia argentina” lo tuve cara a cara y se tuvo que callar la boca.
Me gustaría que sigamos valorando, debatiendo, emitiendo opinión y poniendo a todo el kirchnerismo en asamblea. Sueño para diciembre, después de las elecciones, con una gran asamblea militante, una gran asamblea de compañeros/as de todo el país, de todas las agrupaciones, de todos los sectores, donde trabajando en comisiones podamos escucharlos y sentir lo que piensan, escucharlos bien en materia educativa, económica, cultural, de medio ambiente, de niñez, de género.
Creo que se vienen tiempos de poner al Kirchnerismo en asamblea, de darnos una forma organizativa de la historia, de ayudarnos a tener participación protagónica, más allá, de cualquier instancia organizativa que tengamos hasta ahora, creo que hay que escuchar a la militancia, hay que escuchar a la gente sobre todo en momentos que la dureza económica se hace sentir de manera notable, los precios, los salarios, la capacidad de compra del pueblo, el tipo de cambio, la falta de laburo, la gente abandonada a su suerte, mucha gente durmiendo en las calles. Muchas cosas me hacen acordar al 2001.
Hay que salir de los triunfalismos y hacer lo que hizo Kirchner allá lejos y hace tiempo. Ir a abrazar a los más débiles, a la clase trabajadora y al pueblo. Y construir para todos los tiempos un proyecto que nadie pueda abortar. Hay días que son así, donde estamos atravesados por el huracán de la historia, esta historia que a veces se nos torna harto difícil y que hace que en la sangre, para conservar la racionalidad, tengamos jugo de tomate frío compañeros, compañeras, compañeres. Los quiero mucho, hasta mañana.
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