jueves, agosto 12, 2021

EDITORIAL DE LUIS D’ELÍA: MI ALEGATO EN LA CAUSA MEMORÁNDUM

Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº8 - Audiencia del día Miércoles 11 de agosto de 2021 - Expediente 14305/2015 caratulado “Cristina Fernández de Kirchner y otros/as / incidente de nulidad”

Buen día Señores jueces, buen día a todos, todas y todes que están en esta audiencia. Hace 45 años aplicaban en toda América Latina el Plan Cóndor, un plan que nos dejaba 600.000 detenidos/as desaparecidos/as desde el Sur del Río Bravo hasta la Patagonia. Tenía su basamento teórico en lo que dictaban los documentos de Santa Fe I y II. A 45 años vista, después de semejante catástrofe que cercenó la vida, los derechos humanos, la democracia y la República en todo el continente Latinoamericano; hoy tenemos una visión remozada. Un nuevo Plan que se llama Plan Lawfare, para la Confederación de Partidos Políticos de América Latina también la denominan Plan Atlanta, basado en dictámenes teóricos producidos por el Departamento de Estado a partir del año 2011. 

Yo soy víctima del Plan Lawfare y quiero contar algunos pasajes de las situaciones que me tocó vivir. Primero, enterarme, ustedes saben, que los cables de WikiLeaks son 200.000 cables. Que todos los cables fueron admitidos por el Departamento de Estado como propios. Por eso, la persecución a Snowden, a Assange y aquí en la Argentina Santiago O'Donnell lo retoma, produce un libro y el capítulo argentino son 5.000 cables de WikiLeaks. Hay muchos que revelan conductas que en la jerga popular suelen denominarse “chupamedias”. Sobre Luis D’Elía hay 82 cables, un cable, el 1.222 de WikiLeaks, en el punto 4 c, la ex embajadora de los Estados Unidos, Vilma Socorro Martínez, le informa al Departamento de Estado que se reunió con Mauricio Macri y que le preguntó porqué Luis D’Elía no estaba preso y Macri le contestó que cuando él sea presidente ese episodio se iba a producir. Algunos se sorprenden de que había fiscales y jueces que iban a jugar al paddle con Macri y ahí se arreglaban fallos, en fin. 

Yo soy un preso político con certificado de preso político. Mi certificado es ese cable WikiLeaks, cable 1.222 de WikiLeaks, donde Estados Unidos pide mi detención. Soy un preso político de los Estados Unidos en mi propio país. No soy abogado, no entiendo cómo razonan los abogados, pero sí puedo contarles lo que me pasó el día que me fueron a detener en medio de un show impresionante. Cincuenta policías armados hasta los dientes, cercando mi casa en Gregorio de Laferrere, cien periodistas en la puerta, me pusieron un casco, un chaleco antibalas y la imputación de traidor a la Patria, y me llevaron preso. 

Me llevaron preso fundados en mi conocida militancia política por esclarecer la verdad, por defender la vida y los derechos humanos en uno de los episodios más aberrantes que le tocó vivir al Pueblo argentino en términos de violencia que nos dejó 85 víctimas y que es la bomba contra la Mutual Judía AMIA. Y quiero contarles Señores jueces un episodio. Para algunos que me acusaron de vendedor de humo y no sé cuántas pavadas más, yo soy un militante de la vida, de la verdad y de los intereses nacionales y populares. Por eso, con el padre Luis Farinello y con el ingeniero Mario Cafiero, los tres viajamos a Irán. Eso es tapa del diario La Nación, no es ningún viaje clandestino. Nos entrevistamos con quien fuera el canciller iraní Manouchehr Mottakí, canciller del ex presidente Mahmud Ahmadineyad. 

Tuvimos una entrevista de una hora y media con el canciller iraní y le preguntamos claramente lo que tendrían que haber preguntado los jueces y funcionarios argentinos: ¿Ustedes cometieron el atentado a la AMIA? El canciller, con extremada paciencia, me contestó: Mire Irán en la década de los ‘80 vivió la Guerra de los Ocho Años con Irak, ellos le llaman la Guerra Impuesta por los Estados Unidos, a partir de un títere funcional que en esos momentos fue Sadam Husein. Esa Guerra Irak-Irán impuesta por Estados Unidos, le costó al pueblo Iraní, 300.000 muertos. Nuestro único proveedor de armas livianas y medianas, fue la República Argentina. Por eso, la calle principal de Teherán, que hoy sería la Avenida del Libertador, una de las más importantes, una avenida que encaja justo con la terminal de Ómnibus y de trenes, se llama Avenida Argentina en Teherán y el canciller iraní me dijo: Nos falta ponerle el nombre a una Avenida de alguien que, en nombre y en representación de la República Argentina, nos ayudó muchísimo, que fue el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Una avenida de Teherán se tiene que llamar Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, eso nos dijo el canciller iraní. 

Además, nos invitó a visitar, ya que Irán tiene tres minorías, la minoría religiosa sorostrista; la minoría siriano católica ortodoxa y la minoría judía. ¿Cómo? si, la minoría judía, el barrio judío de Teherán. Fuimos a visitar la sinagogas judías de Teherán y el padre Farinello hizo una celebración ecuménica en una de las tres sinagogas judías de Teherán y pudimos constatar cómo 50.000 judíos vivían sin ningún problema en el barrio judío de Teherán. Por eso, vinimos acá y se lo contamos a la sociedad argentina, nosotros que hemos visto, cómo actuaron las CIA y el Mossad, permanentemente violando la soberanía judicial de nuestro país. Yo no me imagino en el expediente 11S en los Estados Unidos, interviniendo servicios de investigación e inteligencia que no sean la CIA y el Mossad. 

Otra cosa curiosa, otra gragea de este episodio de locura que nos tocó vivir, fueron las famosas escuchas en las cuales nos demonizaron hasta el infinito. En esas escuchas, yo le digo claramente, cuando me llama el compañero Yusu Khalil, ¿saben por qué me llama por teléfono Yusu Khalil? Porque el Memorándum se firmó un 27 de enero y el 27 de enero Señores es el día de mi cumpleaños por eso me llamó Yusu Khalil para saludarme por mi cumpleaños. Y él me pregunta si sabía que se había firmado el Memorándum con Irán y yo le contesto: “Yusu estoy en babia”, textual en “babia”. No podía entender la noche que me llevaron preso a Marcos Paz, estuve 3 meses y 17 días preso y se me negó permanentemente el reconocimiento de ese conteo específico a la hora de compatibilizar con otras causas. 

Se me llevaba preso por una causa que no tenía ningún fundamento. Un Memorándum que fue aprobado por el Congreso de la Nación Argentina. Nunca fue ratificado por Irán, que nunca se puso en marcha y se armaba un enorme descalabro en mi vida en mi persona. Tengo 3 bypass, soy diabético insulinodependiente y dentro de una semana voy a cumplir 1.000 días preso en la Argentina del Lawfare. No estoy acusado de corrupción, no estoy acusado de nada, tengo otra causa, que me tiene preso por la protesta en la Comisaría de la Boca el día que asesinaron a un dirigente social, Martín Cisneros. 

Quiero agradecer a un honorable judío que antes de partir de este mundo, uno de los más notables intelectuales argentinos, con el que siempre estuvimos en veredas opuestas, Don Carlos Escudé. Su último libro se llama “Y Luis D’Elía tenía razón” en esta disputa por la búsqueda de la verdad, la búsqueda de la justicia. La verdad y la justicia que se merecen los familiares de los 85 víctimas de la AMIA  y que se merece todo el Pueblo argentino. 

Hay que restablecer la independencia del Poder Judicial, tiene que terminar el Lawfare en nuestro país, donde tenemos 50 presxs políticxs y ya dos fallecidos: Héctor Timerman, para quién también pesaban las mismas medidas que a mi y sobre quién no se tuvo ninguna contemplación por su salud y Humberto Toledo de la UOCRA que terminó muerto de COVID en una cárcel. Por eso, quiero agradecer a todos los que fueron solidarios con nosotros todos estos años, a todo el Pueblo argentino, a sus organizaciones sociales, sindicales, políticas, a mi abogado Adrián Albor que me honra con su amistad desde hace más de 25 años. 

En nombre de todas las barbaridades que nos tocó vivir, quiero pedirles Señores jueces que por favor declaren la nulidad de esto, que ustedes ayuden a pegarle una puñalada en el corazón al Lawfare. El Lawfare tiene nombre y apellido en la Argentina, ahí están sectores políticos, interesados, oligopolios de la comunicación, ahí están la Embajada de los Estados Unidos, Edward Prado, el embajador que se acaba de ir, el día que le aprobaron el pliego, dijo a quien lo quisiera escuchar que iba a la Argentina a ocuparse del Poder Judicial. Hoy hacen con los jueces lo que antes hacían con generales: viajes con todos los gastos pagos, capacitaciones, tenemos toda la documentación  y tenemos toda la data.  

Por último quiero agradecer  a mi compañera Lorena Felices que en los años más duros de mi vida, me acompañó sin otro interés que el amor, el amor más sublime que es el de las horas difíciles. Señores jueces, muchas gracias. 



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