Yo me tuve que bancar, este fin de semana, en menos de 48 horas, que Jorge Lanata me volviera acusar de robo de un Quinquela Martín en la Comisaría de la Boca. La verdad, que es de cuarta. En el juicio oral, que se sustanció y en el que fui condenado, jamás se habló de un Quinquela, invento del diario La Nación y de algún vocero escondido de la policía federal. Y a su vez, Morales Solá, todo esto en 48 horas, volvió a acusarme de anti-semita, en La Nación de ayer. Quiero recordarle a Morales Solá que efectivamente fui acusado de antisemitismo por decirle paisano a Schoklender, que fui a juicio oral y que fui absuelto. Donde declararon más miembros provenientes de la comunidad judía a favor mío que a favor de la DAIA. Yo fui absuelto en ese juicio. Me preguntaba cómo puede ser que tengamos que volver tan para atrás, pero tan para atrás.
Esta elección me deja contradicciones, sinsabores. En lo que a mi respecta, cuando asumió Santiago Cafiero, dijo que no habían presxs políticxs en la Argentina, nos negaron a todxs; no dejaron que Partidos como Miles firmara el Frente de Todxs. ¿Cómo? Si, que yo estando en la cárcel, no dejaron que mi Partido adhiera al Frente de Todxs porque afeamos la lista, no nos dieron ni un concejal en ninguno de los 135 distritos, y a su vez, nos dejaron tirados en la calle, olvidados, en las más absolutas de las indiferencias. Pero saben qué, la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) y el Partido Miles, no se equivoca, vota al Frente de Todxs ¡carajo! Porque es la única alternativa que hay para derrotar a la derecha. En la Provincia de Buenos Aires, votamos a Victoria Tolosa Paz, diputada nacional y en Capital Federal votamos a Leandro Santoro, sin miedo a equivocarnos.
Fue conmovedor el día de mi liberación, algunos dijeron que íbamos a estar solos, aislados; que íbamos a estar en la más absoluta soledad, tuve tremendo orgullo que un Juez de la Nación, el Dr. Juan Ramos Padilla me pidiera públicamente perdón en nombre del Poder Judicial argentino en un acto ante miles de personas. Por eso, esta Campaña es compleja, difícil, contradictoria pero salimos a ponerle el pecho. Voy a ir por La Plata a repartir volantes, a hacer campaña. También, tuve otra tremenda satisfacción, que Alejandro Gahan, el ruralista al que alguna vez le pegué una trompada durante una asonada ruralista en el Obelisco, me acompañó en el acto de mi liberación el martes pasado. Hoy Alejandro Gahan es mi amigo. Cuando termine la elección lo voy a ir a ver a Gualeguaychú.
Por eso, acá estamos cortando cadenas, las cadenas del Lawfare, como alguna vez cortamos las cadenas de Douglas Tompkins, aquel latifundista norteamericano que sin papeles se asentaba sobre 400.000 hectáreas sobre el Acuífero Guaraní. Alguna vez me fui con cuatro camiones del Ejército, corté las cadenas y lo saqué cagando. Por eso, estoy convencido de que este es el camino, lo dije el otro día, lo digo hoy, lamento que algunos candidatos nuestros miren para otro lado.
Educar es politizar, cada acto educativo es un acto político. Hay una pedagogía del oprimido, una concepción de la educación basada en el ejercicio y práctica de la libertad. Hay una pedagogía para la liberación de los Pueblos, de la cual no se puede abdicar porque te hicieron una tapa de Clarín. Que tengan un buen día, hasta mañana. Y a construir la victoria del 12 de septiembre.
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